miércoles, 20 de enero de 2010

ACTIVIDADES DEL CLUB 2009-2010 : TALLER CREACIÓN LITERARIA 2010















IV TALLER DE CREACIÓN LITERARIA Añadir imagen

Fecha : 19, 20, 21 y 23 de abril
Hora: 18,00 a 20 h.
Lugar: Agencia de Lectura (Faro del Rompido)
Asistencia: Llibre y gratuita . Máximo 30 personas
Inscripciones: En Biblioteca de Cartaya y Agencia de Lectura de El Rompido, aportando nombre y teléfono.




Información:



- Biblioteca de Cartaya 959 391 343 de 9 a 14 y de 17 a 20 h.
- Agencia de LEctura de El Rompido 959 399 166 de 17 a 20 h.
Imparte el Taller MANUEL MOYA





Contenido del Taller:



Narrativa: El cuento, iniciación a la novela. Qué es un cuento. Distintas formas del cuento. Maneras de comenzar y acabar un cuento. Diferencia entre expresión y explicación. Descripción, Diálogo, Creación del personaje. Se escribirá y corregirá un microcuento y el capítulo de una novela.


Imágenes del IV Taller de Creación Literaria















ALGUNOS TRABAJOS REALIZADOS POR LOS ASISTENTES AL TALLER LITERARIO


  • Rafael Cruz Contarini


Jonás y el destino

Jonás respiró. Una bocanada de aire llenó de nuevo sus asfixiados pulmones. Había descendido diez o doce metros en la profundidad del océano tras saltar por la popa de aquel buque mercante. En su escapada sólo le dio tiempo a apresar uno de los chalecos salvavidas que se encontró a su paso por cubierta. Saltó y se sumergió en las aguas de una noche fría y transparente. La serenidad del mar permitió que pudiera sujetarse el chaleco y avanzar en dirección al salto.
Pasó tres días y tres noches en el vientre oscuro de aquel buque. Retenido contra su voluntad y rehén de alguna operación mafiosa, como moneda de cambio ignoraba su destino, si bien se presentaba turbio, muy turbio. Fatigado, se preguntó por su suerte. Siempre con el recuerdo de aquel hijo de once años que un día dejó en su Ruanda natal. Rezó. Pidió que ese niño nunca portara un arma como si de un juguete se tratara. El centinela descuidó su turno. Rezó y una luz traspasó la compuerta que lo separaba de la cámara contigua permitiéndole escapar.
Jonás nadó en la inmensidad y una luz intermitente apareció a lo lejos. Cuando todo estaba perdido esa luz encendió su esperanza y le dio las fuerzas para continuar con sus brazadas. Es la costa, aunque lejana, pensó. Es la luz de un faro. Es mi norte y a él me debo. En su empeño y a lo lejos, pudo imaginar el difuso perfil de varias casas. No está cerca, no. Pero una luz ya es algo.
Nadó y pensó: ¡Cuántas cosas perdemos a lo largo de la vida!, ¿Cuánto se ha de sufrir antes de llegar a alguna parte? ¿Para qué resucitar si el abismo se encuentra a un paso? ¿Por qué concluir este camino y no quedarse en él? ¿Qué me espera al final…?
Después de varias horas, exhausto, Jonás alcanzó la orilla en una lengua de tierra. Estaba a salvo. Atravesó una pequeña ría y pudo al fin tenderse sobre la arena. Boca arriba, exhalando el frío de la noche, dio gracias mientras se recuperaba de su resuello.
Se desprendió del chaleco y avanzó hacia el viejo faro que le había salvado la vida. Subió un repecho y traspasó la valla del recinto. Dos agentes vigilantes le estaban esperando.



(continúa con un diálogo)

-Buenas noches –dijo uno de los agentes acompañando con un saludo su mano a la cabeza-. Debe acompañarnos.
-Vengo del mar. Acabo de escaparme de un buque y estoy cansado. Su tripulación me tenía apresado como rehén.
-Documentación. –Le inquirió el otro agente.
-Aquí me tienen, soy yo, sin más. No traigo papeles. Les acabo de decir que he escapado de unos bandidos en alta mar.
-Sentimos tener que comunicarle que en este territorio permanecerá no más de 48 horas y será deportado a su país en cuanto demos parte.
-Es la mejor noticia que he tenido desde hace tiempo. Escapar tras tres días y tres noches de una celda oscura es una resurrección.
-¡Resurrección! –Repitió jocosamente uno de los agentes-. ¿Es que has muerto?
-Sí. Si morir es haber perdido toda esperanza con la certeza de una muerte casi segura.
-¡Resurrección! –Repitió el otro agente.
-Sí –Aseguró Jonás-. Renacer, nacer de nuevo. Cumplan con su deber.
Los agentes echaron una manta sobre sus hombros de Jonás que cabizbajo se introdujo en el coche policial.


© Rafael Cruz-C.

- Microrrelatos de Rafael Cruz Contarini



ALZHEIMER

En su aventura no se acordaba de que una inmensa mayoría padecía de memoria, y fue de nuevo conducido al punto de partida.

JAQUE MATE

La reina ordenó: ¡Que le corten la cabeza! ¡Que le corten la cabeza!
En ese instante, aparecieron por el horizonte las ordas enemigas que quintuplicaban al reino y el reo miró al rey.

FINAL FELIZ

Se estuvo medicando durante un largo tiempo. No mejoraba de su depresión. Un día vio una luz. Fue al mercado y compró medio kg. de perdices.

G.P.S.

Desde joven, siempre disfrutó viajando. Sus novias y sus cuadernos de apuntes habían surgido de la aventura. Hacía años que no era feliz, justo desde el día en que le regalaron aquel navegador.

TITULAR

En la primera página de un diario: “Se inventó la Máquina del tiempo”.
En la sección de anuncios: “Se vende. Local amplio y luminoso. Antigua administración de lotería”

FINAL DE TRAYECTO

El camión volcó atravesando la carretera, y el coche tomaba su última curva.
-¡Mira papi, papi! Dani no me lo deja.
-Por favor, queréis….

MEDIA NARANJA

Separado busca naranja completa. Absténganse las medias.



- RELATO DE Rafael Méndez



El Encuentro

Cuando me bajé del coche sentí un viento cálido y húmedo que dejaba tras de sí un aroma de marismas, de barco viejo, de fango y de redes. Me invadió aquel olor a pino y a jara que tanto ansié volver a sentir en mis años de ausencia.
Ascendí por la carretera para llegar a la Barranca. Lo que antes había sido un horizonte cercano de higueras y almendrales sobre lomas tostadas se veía ahora sustituido por numerosas edificaciones abigarradas, todas iguales, todas rectas y blancas, guarnecidas por unos artificiosos jardines que robaban a la naturaleza su propia naturalidad.
A mi izquierda, entre cemento y cemento, divisé el río, la barra y al fondo el mar, y frente a mi, tan firme y entero como yo lo recordaba, el viejo faro. Qué humilde y sencillo me pareció, y sin embargo, cuanta grandeza me transmitía.
Desde la cancela que daba al patio lo miraba con el mismo embeleso con que lo contemplaba de niño, con el deseo, nunca cumplido, de subir hasta la lucerna.
A sus pies, tímidamente brotaba una parra. Era la misma vieja parra bajo la cual, siempre que volvíamos a mediodía de bañarnos en el río, nos cobijaba un rato bajo su sombra.

Rafael Méndez (Comienzo del relato. Inacabado)
Relato de Pepe Martínez

Después de un poco tiempo fuera, hoy he vuelto al Rompido, y he ido directo a mi Faro viejo. No lo veía a primera vista por la densa niebla que había, pero al poco rato el Rubio pudo con ella y lo vi, entonces decidí visitarlo, pues nunca había estado dentro. No pude entrar pues estaba cerrado, le di la vuelta, miré por las ventanas haber si podía o había maneras de entrar, no pude, entonces escuché dentro unos sonidos que no pude saber de donde prevenían. No eran sonidos normales, un amigo que venía conmigo y era del pueblo me dijo que podía ser el fantasma del faro. Pues en el pueblo corren rumores entre los más viejos de El Rompido de que existe algo dentro del viejo Faro, entre estas personas existe la creencia de que algo sucedió referente a este Faro, pues lo asocian a algo que le sucedió a un marinero hace muchísimo tiempo que se sintió engañado por el Faro, y desde entonces dicen que esta habilitado por el espíritu de dicho marinero.

Relato de Ana Brito